Esta reflexión aborda el complejo y grave fenómeno de la migración de mexicanos a Estados Unidos, impulsado por la desigualdad económica y la búsqueda de subsistencia. El artículo enfatiza las condiciones humillantes, discriminatorias y el riesgo de vida que enfrentan los migrantes, quienes son a menudo percibidos como una amenaza social en el país vecino. Se critican las políticas anti-inmigratorias, como la Ley 187 de California, por atentar contra la dignidad humana y los principios humanitarios. A pesar de los argumentos en contra, el texto destaca los significativos beneficios económicos que los trabajadores mexicanos aportan a la economía estadounidense. Finalmente, se hace un llamado urgente a la sociedad mexicana, bajo la luz de la doctrina social cristiana, para asumir un compromiso de solidaridad y luchar por un trato justo y el respeto a sus compatriotas.