Borges y el universo de “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” como caso extremo de la filosofía de Berkeley
Abstract
El relato de Borges “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” es una verdadera exposición del sistema filosófico berkeleyano. El escritor argentino lleva los planteamientos de Berkeley hasta las últimas consecuencias para mostrar que sin la hipótesis de la existencia divina es imposible fundamentar la subsistencia del yo. Los tlönianos se adhieren al panteísmo. La hipótesis de un sujeto percipiente único que crea la realidad cuando la percibe es la solución al materialismo. Borges señala que la adopción de este panteísmo idealista conlleva tres ventajas: primero, el repudio del solipsismo; segundo, la posibilidad de conservar la base psicológica de las ciencias; tercero, la posibilidad de conservar el culto a los dioses, ya que este sujeto percipiente único e indivisible es una divinidad. Por otro lado, Berkeley no se consideraba un panteísta. Él sostenía que Dios era una sustancia independiente de las almas humanas. Pero estas últimas no pueden percibir, pensar, ni siquiera intuir el transcurso del tiempo, a no ser por medio de la sustancia creadora. El autor de la naturaleza es la verdadera sustancia independiente: sin sus creaciones no hay ideas para percibir que puedan ser luego representadas mentalmente; ni siquiera hay deseo, ya que la apetencia por nada es imposible. El autor de la naturaleza se transforma en el único sujeto de su mundo, tal como sucedía con la entidad de Tlön.