Unicidad de la persona uno de los puntales espirituales Lasallistas, aplicado hoy en la educación
Abstract
La unicidad de la persona es un término, lamentablemente poco conocido y que en
ocasiones no se le ubica en su significación real; sabemos que implica una comunicación
entre los humanos y Dios. ¿Cómo se logra? Dios es misericordia y amor y justicia ¿qué nos
impide hablarle? En el mundo pagano el amor era una relación de lo inferior a lo superior,
hombre-dios, pero nunca dios-hombre. Se amaba sólo lo que no se tenía, la perfección que
le faltaba al amante. Luego los dioses no eran capaces de amar a los hombres, estos
fueron sus juguetes. La divinidad, resultaba una confusión de ideas, de mitos o de
símbolos, estaba acorde con los defectos de los hombres: venganza, crueldad, envidia,
sensualidad, ira. Con el cristianismo se produce, entre otras cosas, una revolución del
amor; a tal grado se subvierte la antigua jerarquía de valores, que el Verbo se hace carne,
muere por nosotros los hombres, por nuestra salvación. El Objeto Máximo de Amor, la
Perfección Infinita, se comunica con nuestra naturaleza, para dignificarla y salvarla. Dios
así, con mayúsculas es justiciero, nunca envidioso ni vengativo ni iracundo. Es
misericordioso. El Hombre se percata de la unicidad con el signo de los tiempos: "diálogo",
hombre-Dios, Dios-hombre. Jamás se habían establecido, con tanta nitidez, las relaciones,
el "diálogo" entre el mundo, el hombre y Dios. Es nuestra obligación, no olvidar que a los
treinta y tres años extendió los brazos sobre la cruz, nos hablo, no con palabras humanas
limitadas a concepto e idea, nos habló con su palabra de Dios que es acto, acción, poder
ejecución de Dios mismo.