Los coches de providencia en la plaza de Santo Domingo
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Date
1994-07Author
lrigoyen Reyes, Pedro
González Rodríguez, Carlos
Metadata
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La situación que reinaba en la ciudad de México a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX era por demás interesante: el transporte del abasto podía realizarse por medio de carretas, cargadores y canoas, que viniendo de ¡Xochimilco, Iztacalco y Santa Anita llegaban hasta la misma Plaza de Armas; Los aguadores llevando sobre sus espaldas grandes cántaros con el agua que recogían de la fuente del Salto del Agua, en el Tecpan de San Juan y en la Plaza de la Mariscala; los vendedores ambulantes de verduras, frutas y dulces; los conocidos pregones de quienes llegaban a la capital a ofrecer sus productos; viejas carretas cargadas de vigas, piedras para construcciones, terrones de azúcar, bultos de harina o barriles de pulque; los omnibuses tirados generalmente por cuatro mulas, llegando o saliendo para poblaciones cercanas o lejanas y desde luego los carros de sitio llamados entonces CARROS DE PROVIDENCIA, transportando personas a diferentes lugares de la ciudad. Todo este bullicio aumentado por el rodar de los carros por los antiguos empedrados de las calles y de los puentes que cruzaban las acequias, contribuía a la ruidosa melodía cotidiana de aquella ciudad que ya para entonces contaba con ciento treinta mil habitantes.