En busca de la calidad magisterial
Abstract
Puede ser de provecho no olvidar -o suponer del todo que el vocablo calidad es una variante de expresión de este otro: cualidad, “índole o manera de ser de una persona o cosa”. ‘Porqué hay alguna veta polémica (aunque excede las presentes consideraciones) en torno a la pregunta: ¿Puede medírsela calidad de un objeto? ¿No se pretende así una incoherencia lógica, la de cuantificar una cualidad, o responder un qué es con un cuánto es? Esta interrogación, sin duda sabrosa para un entusiasta de la dialéctica aristotélica, se vuelve sutileza exasperante (por "inútil’) para un empresario que no tenga tiempo financiero para perder; porque en el negocio «no hay que darle vueltas»: la calidad del producto fabril puede constatarse cuando se mide contra estándares que aseguren un favorable posicionamiento en el mercado. Pero hablar de calidad educativa nos lleva a hacer algunas puntualizaciones. En efecto, el término calidad, viene siendo utilizado con mayor insistencia desde la década de los ochenta, predominantemente en el ámbito de la administración empresarial, de la producción industrial y el comercio; con la intención de caracterizar en lo general este uso, podemos llamarle calidad económica, porque básicamente se refiere a un objeto considerado como producto.